La alfabetización digital de adultos por parte de los jóvenes

La alfabetización digital de adultos por parte de los jóvenes


Proyecto patrocinado por el Ajuntament de Manresa

La imagen de un chico o una chica de 16 años explicando como funciona un ratón a personas que, por edad, podrían ser sus padres o, incluso, sus abuelos puede provocarnos un cierto escepticismo si nos lo explican. Pero, desde hace tres años, un total de 60 alumnos de bachillerato de Manresa han conseguido ?alfabetizar? digitalmente a cerca de 3 .000 vecinos en unos talleres organizados por el Ayuntamiento (http://www.ajmanresa.org/si) aprovechando los ordenadores de las escuelas y centros cívicos del municipio fuera de horas de clase.

 

Abuelos que ya chatean con su nieta que estudia en el extranjero, amas de casa que se han inscrito a la UOC y desempleados que encuentran trabajo porque saben utilizar las herramientas informáticas son la prueba viviente del éxito de esta iniciativa educativa.

El Plan estratégico 2001

Todo empezó cuándo en el Plan estratégico para la sociedad de la información 2001 ?Manresa en Red? realizado por el Ayuntamiento de Manresa se constataba que la mitad de las familias de la capital del Bages tenían un ordenador en casa y un 30 % incluso conexión a Internet, pero que sólo uno o dos miembros del hogar, normalmente los más jóvenes, sabían utilizarlos.

Se trataba de evitar la denominada ?fractura digital? de la sociedad con el objetivo claro por parte del Consistorio de traer a sus vecinos las ventajas que comportan el conocimiento y el uso de las TIC.

e-Ciudadanos

En efecto, una de las medidas fundamentales del Plan estratégico era la de acercar las TIC a la mayor parte de la población. Crear unos e-ciudadanos que, entre otras cosas, pudieran beneficiarse, por poner un ejemplo, de los servicios municipales en línea a través del portal de Internet del Ayuntamiento.

Pero, ¿cómo conseguir llegar a un grupo tan numeroso de adultos ?la mayoría de ellos con verdadero ?terror? a un ordenador? aprovechando al máximo los escasos recursos disponibles?

Formación de formadores

La fórmula empleada fue presentar la propuesta de impartir estos talleres para adultos a los alumnos de bachillerato de cuatro institutos de Manresa. Cada año se han inscrito entre una veintena y una treintena de estudiantes. En la última edición, la tercera, entre octubre y diciembre de 2003, casi una treintena de estudiantes recibieron una formación de formadores de 24 horas. Al final de este cursillo quedaron un total de 17 alumnos con un conocimiento suficiente de las TIC y ?maduros" para dar clases como monitores.

Aprovechar las aulas

Quedaba por resolver el marco físico para impartirlas. En colaboración con la dirección de los centros, se coordinaron los horarios para aprovechar las aulas informáticas de los centros del municipio fuera del horario lectivo. En conjunto, contando con los centros cívicos de esta población, se consiguieron un total de 13 aulas con ordenadores. A partir de aquí, solamente quedaba dar a conocer el proyecto a los manresanos, que respondieron francamente bien: casi un millar de adultos se inscribieron a la segunda edición, es decir, de octubre del 2002 a junio del 2003. De estos, el 80 % consiguieron el diploma del curso, lo cual implica haber asistido como mínimo al 75 % de las clases. Las dos partes (tanto monitores, como alumnos) valoraron muy positivamente la experiencia

Folletos y un euro por hora

Los cursillos se dieron a conocer mediante unos folletos que se repartieron en los centros educativos y que los niños trajeron a sus padres. También se difundieron a través de la red de puntos de acceso público a Internet de la ciudad. Esta sencilla publicidad y el hecho de cobrar las clases ?aunque sólo fundido a un simbólico euro la hora? fueron claves para el éxito de participación, según afirma Marta Serra, técnica de la Unidad de Tecnologías de la Información y la Comunicación del Ayuntamiento de Manresa y coordinadora del proyecto.

Amas de casa

El curso pasado se impartieron un total de 1.500 horas cerca de un millar de alumnos, de los cuales, un 60 % eran mujeres, y muchas de ellas tenían alrededor de 40 años. Para la mayoría era su primer ?encuentro? con la informática. ?había muchas amas de casa que querían aprender a navegar por Internet porque hasta entonces solamente habían podido sacar el polvo al ordenador del niño?, apunta Marta.

Talleres para todos los gustos

En la actualidad, en el periodo de febrero a junio de 2004, se están impartiendo un total de 55 grupos con una oferta de 896 plazas. Estas se distribuyen entre 15 talleres diferentes que van desde la iniciación elemental a la informática o a Internet hasta monográficos sobre ofimática, imagen digital o creación de webs. La duración de estos talleres oscila entre las 10 y las 20 horas repartidas en una clase de dos horas a la semana.

 

La reacción de los adultos, como alumnos

¿Cuál ha sido la reacción de los adultos al tener chicos y chicas tan jóvenes como profesores? ?Ha sido muy positiva. No les da miedo hacer preguntas. Se sienten en un entorno más ?casero?. No les da vergüenza tener un nivel bajo ?comenta Marta Sierra? la mayoría empiezan por aprender a utilizar el ratón. Como elemento negativo hace falta mencionar, ocasionalmente, la poca experiencia y profesionalidad de algunos monitores. ?Pero la solución es sencilla: más formación previa a los becarios?, sentencia.

 

La reacción de los alumnos como profesores

Con este cambio de roles, los chicos han madurado; entienden qué es ponerse al otro lado (ahora entienden por qué el profesor a veces se enfada). ?Además, aprenden a tener paciencia y responsabilidad y que para transmitir conocimientos, no es suficiente con saber las cosas. Se tienen que explicar bien?.

Las claves de la experiencia

Para la coordinadora de esta iniciativa, las claves del éxito han sido las siguientes:

Involucrar a los centros que participan (dirección, coordinadores de prácticas, de informática, AMPA). Formar y motivar a los alumnos que tienen que hacer de monitores. Preparar una programación detallada y coherente de los cursos, teniendo en cuenta las necesidades de los usuarios. Adecuar los cursos a la capacidad y conocimientos de los alumnos. Difundir información del programa mediante folletos a las escuelas y a los puntos de acceso público a Internet de la ciudad. Hacer pagar un precio simbólico: 1 euro por hora de formación. Hacer un seguimiento y favorecer el feedback (mecanismos que permitan la retroalimentación y el autoaprendizaje). Estar preparados para ir realizando los cambios que hagan falta sobre la marcha.

 

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