David Weinberger: Everything is miscellaneous

David Weinberger: Everything is miscellaneous

David Weinberger, en su texto Everything is miscellaneous, nos cuenta cómo en el mundo digital, cuanto más desorden aparente, más orden se genera. En términos de negocio, esta idea tiene importantes derivadas. El consumidor se convierte en un útil “catalogador” de tus productos Empresas como Amazon utilizan esta idea de “serendipia planificada” para que te encuentres (tropieces) con libros que potencialmente te interesan, a partir de la información que se acumula de los perfiles psicográficos (filtros colaborativos) de sus clientes.

«El desorden contiene una información que las empresas necesitan; estrechar las miras quizá aporta eficiencia, pero no es un paso muy inteligente»
El mundo no es tan preciso y noble como nos gustaría que fuese. Con el tiempo, me he dado cuenta de que la solución al problema de la sobrecarga de información del que nos habían advertido a principios de los noventa es, curiosamente, generar más información con más metadatos. Si se estructura y ordena la información de manera que quede perfectamente clara y en su sitio, se acaba perdiendo una gran cantidad de datos. Eso perjudica a la propia empresa en todos los sentidos, incluyendo su habilidad para innovar, ya que la innovación por lo general se produce en el desorden de la interacción de las ideas.
El organigrama de una empresa es un ejemplo muy claro: cada persona se encuentra en sólo una casilla. Sólo existe un tipo de relación, cada línea significa exactamente lo mismo: «rinde cuentas a, depende de». Eso resulta útil, pero es demasiado cuadriculado, y si la empresa no va más allá, perderá la información referida a otros tipos de relaciones tácitas. El desorden contiene una información que las empresas necesitan; estrechar las miras quizá aporta eficiencia, pero no es un paso muy inteligente.

Tomemos como ejemplo una tienda on line: antes de abrir, harán bien en clasificar absolutamente todos y cada uno de sus productos. No se trata de que la preclasificación no sirva para nada, sino que lo erróneo es pensar que sólo existe un modo de clasificar. Es preferible abrir las puertas a múltiples maneras de categorizar los productos, y dejar que sea el usuario quien los clasifique. Esto le permitirá encontrar lo que busca, porque cada uno piensa en un producto concreto a su manera. Asimismo, tanto el usuario como el empresario crearán unas conexiones que de otro modo no habrían salido a la luz.

«Cuanto más se mezcle la información, más fácil será encontrar la relación que nos importa,
incluso si hasta entonces no sabíamos que nos llegaría a importar. Queremos tener tanta información como sea posible, queremos clasificarla de tantas maneras como sea posible a fin de poder encontrarla e interconectarla, y queremos ser capaces de determinar su calidad»

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