Ke!633 – Doce profesionales opinan sobre las oportunidades digitales de Cataluña. Una mañana de trabajo con Manuel Castells

Ke!633 – Doce profesionales opinan sobre las oportunidades digitales de Cataluña. Una mañana de trabajo con Manuel Castells

En una agradable y provechosa mañana de primavera en Barcelona, 12 directivos, emprendedores, o free-lancers de la economía digital mantuvieron una conversación inteligente. El profesor Manuel Castells, hoy en el IN3 de la UOC, dirigió la sesión, y tuve la suerte de poder participar «ordenando» las ideas que iban emergiendo.
Quizás uno de los principales problemas es de percepción: creemos que estamos «perdiendo el tren». Pero si se viera lo que algunas empresas están haciendo, las iniciativas que surgen a pesar de un entorno poco propicio a la innovación, y nos compararamos de manera precisa con otros que creemos que lo están haciendo mejor, quizás nos daríamos cuenta del número de oportunidades que nos esperan…

(Tiempo estimado de lectura: 7 minutos)

PARA PENSAR:

El pasado 28 de mayo de 2002, el IN3 (Internet Interdisciplinary Institute, http://www.uoc.edu/in3/esp/index.htm) que pertenece a la UOC, e Infonomía.com reunieron durante una mañana, en una conversación inteligente, a 12 directivos, emprendedores, o free-lancers de la economía digital, con el triple objetivo de:

1) Detectar las dificultades que encuentran las empresas (especialmente las de Cataluña), dentro y fuera de ellas, para entrar en la economía digital.
2) Identificar oportunidades digitales de sectores que las empresas de esa zona podrían aprovechar.
3) Determinar algunas acciones concretas, a llevar a cabo por los diferentes actores implicables (empresas, administraciones, sociedad civil, etc) para conseguir el desarrollo de una sociedad del conocimiento en Cataluña.

El acto, esta conversación dinámica e inteligente con las personas que están en el día a día de la economía digital, se enmarca dentro de la voluntad de Infonomia.com de medir de forma cualitativa la «temperatura digital» de las empresas españolas.

El profesor Manuel Castells, hoy en el IN3 de la UOC, dirigió la sesión, y tuve la suerte de poder participar «ordenando» las ideas que iban emergiendo.

En este artículo intentaré resumir los principales puntos tratados durante la «conversación».

Las dificultades

Previamente a la sesión, se habían enviado a los participantes tres preguntas. En la primera se les preguntaba: «¿Qué dificultades hay actualmente para el desarrollo de la sociedad del conocimiento en Cataluña (tanto en infraestructuras como en políticas de todo tipo, educativas, incentivos, etc).» Durante la sesión se matizó que interesaban, en especial, las dificultades que estaban encontrando las empresas.

Aunque es obvio que hubo intervenciones muy variadas, unas optimistas y otras pesimistas, unas decididas y otras más dubitativas, voy a intentar aquí agrupar las diferentes intervenciones en algo que pueda ser de utilidad:

El contexto social: Existe hoy en Cataluña una extendida cultura de miedo al fracaso, de repulsión al riesgo, y de poco reconocimiento de emprendedor («que inventen ellos»). Somos más «copistas» que «inventores».

El contexto político: Se tiene la sensación de que las administraciones públicas no apoyan al emprendedor, y que no han desplegado las infraestructuras necesarias.

El contexto cultural: La «cultura informacional» es muy pobre (la gente lee poco, se enseña poco a buscar información y a escoger la que es de calidad, etc), los medios «banalizan» los desarrollos empresariales (sólo interesan los resultados económicos o los éxitos en el corto plazo), la caída de las puntocom ha generado una gran desconfianza en todo lo que que empieza por «e-«, y, finalmente, las universidades no forman empresarios (los estudiantes de hoy desean un empleo fijo y seguro, y huyen del riesgo).

El contexto económico: el país es demasiado pequeño para generar una demanda de productos y servicios digitales (puramente digitales o servidos por medios digitales) suficiente para que una oferta sólo orientada al interior pueda subsistir. La internacionalización parece imprescindible para la viabilidad de una economía digital, y son pocas las empresas, en este sector emergente, que disfrutan de posiciones reconocidas en mercados mundiales (aunque hay algunas muy destacables). Y, curiosamente, elementos simples como la escasa introducción del inglés como lengua de negocios en las empresas del país (pocos directivos dominan la lengua inglesa) se convierten en razones poderosas del miedo de las mismas a la internacionalización. La perspectiva de muchas empresas es muy local.

El contexto tecnológico: la infraestructura de acceso digital es pobre y de baja calidad. Además, el tejido de empresas autóctonas en este campo es limitado. ¿Tenemos un «complejo de inferioridad digital»?

El interior de las empresas: El batacazo puntocom ha llevado a las empresas a la depresión post puntocom: muchas iniciativas digitales están paradas o anuladas. Las empresas acostumbran a trabajar dentro de una dinámica muy jerarquizada (organizaciones poco planas), que dificulta considerablemente una toma rápida de decisiones, que parece fundamental para aprovechar las oportunidades digitales. La formación sobre las posibilidades de «lo digital» para el aumento de la eficiencia, la mejora de procesos, el aumento de la calidad de servicio al cliente, o el estímulo de la innovación, es más bien escasa en las empresas. Se empieza a detectar que lo digital tiene un impacto en la cuenta de resultados cuando se cambia la forma de trabajar: una empresa en red es aquella en la que usan las tecnologías de la información como motor de cambio. Las empresas reclaman que se les demuestre que las inversiones en aplicaciones digitales van a serles útiles.

Las oportunidades

El tejido de pymes del país permite pensar en una estructura de organizaciones especialistas que se conectan entre sí, bajo demanda, en extranets plug&play. Un esquema de outsourcing más eficiente: cada cual se especializa en lo que es mejor, y la Red sirve para reducir los costes de transacción.

Existen sectores concretos en los que hay más posibilidades de explotación de las posibilidades de las tecnologías digitales: en el turismo (una de las principales industrias del país), en la educación superior, y en el campo de la salud y la sanidad, por ejemplo, en los que Cataluña está muy capacitada.

A nivel interno, debe impulsarse la aparición de contenidos de calidad en las lenguas del lugar (catalán y castellano), cuyo uso deben impulsarse en las escuelas e institutos.

Por otra parte, hay que aprender a sacar rendimiento real de las nuevas herramientas que aparecen en los mercados: las empresas deben ser innovadoras en el uso inteligente de las mismas (sistemas de interacción a distancia, herramientas de colaboración, etc).

Y, quizás uno de los puntos más importantes, debe conectarse la formación tradicional, a todos los niveles, pero en especial la universitaria y a formación permanente en las empresas, con las posibilidades de las tecnologías. Los estudiantes deben incorporar las tecnologías en sus rutinas diarias con el fin de entender, cada día, con la práctica, las posibilidades transformadoras de las mismas, en la sociedad y en la economía.

Esta es una sociedad con grandes capacidades en creatividad (como lo demuestra la importancia de industrias como las del diseño, la producción audiovisual y la publicidad). Hay que conectar las posibilidades de las tecnologías con la capacidad creativa e innovadora de estos sectores.

Finalmente, es importante que los casos de empresas innovadoras en el uso de las tecnologías sean convenientemente divulgados. Se conocen muy poco las «experiencias de éxito» y las «mejores prácticas» en el uso de «lo digital» por parte de las empresas del país.

Las acciones

Hubo más de diez acciones propuestas, que sintetizamos en las cuatro siguientes.

Podría ser de interés aportar a las empresas instrumentos que les permitieran compararse con otras, de su sector o diferente, con el fin de determinar el grado de eficacia y rendimiento en el uso de las tecnologías digitales. Una especie de e-test, una autoevaluación sobre su grado de progreso digital.

Se deberían impulsar espacios cooperativos en educación: diversos productores de contenidos para educación localizables a partir de plataformas bien divulgadas (en la línea de algunas iniciativas ya existentes, que deberían potenciarse).

Así mismo, se deberían mejorar los procesos formativos, en la universidad y en la empresa, sobre las utilidades de las tecnologías para la generación de resultados y la transformación de las empresas hacia nuevos modelos más competitivos.

Finalmente, hay que encontrar un proyecto digital emblemático, posiblemente de tipo «glocal» (que atañiendo a lo local, a lo próximo, tenga también repercusión en lo global), en el que se involucren los líderes empresariales del país. Hay que catalizar «en clave digital», las capacidades creativas del país con las habilidades empresariales de los líderes.

Es posible que algunas de las contribuciones mostraran que uno de los principales problemas es de percepción: creemos que estamos «perdiendo el tren». Pero si se viera lo que algunas empresas están haciendo, las iniciativas que surgen a pesar de un entorno poco propicio a la innovación, y nos compararamos de manera precisa con otros que creemos que lo están haciendo mejor, quizás nos daríamos cuenta del número de oportunidades que nos esperan. En fin, fue una agradable, y provechosa, conversación en una espléndida mañana de primavera en Barcelona.

Agradezco desde aquí la participación de los doce invitados, del equipo del IN3, encabezado por Manuel Castells, así como a los profesores de la UOC que asistieron a la conversación.

Y os emplazo a que os preparéis a ser invitados, si así conviene, a una próxima conversación inteligente en Infonomia.com…

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