Ke738! La innovación es una actitud

Ke738! La innovación es una actitud

nnovar es ir en bicicleta: te paras y caes

Hace unos años tuve ocasión de leer un excelente libro de Josep Chías ( http://www.chiasmarketing.com): El mercado son personas. Un clásico para entender qué es el marketing. Es para mi un honor, que espero que le honore también a él, que le robe el concepto para titular este artículo.

Porque, de hecho, creo que lo que en aquel momento él pretendió, al poner el acento en las “personas” a la hora de (re)pensar el marketing, liberándolo de la tentación de ser pensado sólo como una técnica de análisis y proyección a “mercados” despersonalizados, debe también ser aplicado hoy a la innovación. No hay innovación si las personas no quieren. Si no quieren las personas de la organización que quiere innovar, y si no quieren las personas del mercado que esa organización quiere servir.

Que se innova si las personas de la empresa quieren es obvio. Pero se me permitirá afirmar que en Infonomía ahora sabemos algo más “científicamente” que eso es exactamente así, tras casi los casi 150 microcasos de organizaciones innovadoras realizados durante los últimos cuatro años, ya sea en empresas ( http://www.instituteofnext.com/mejorespracticas/archivo.asp) o en todo tipo de organizaciones (como en educación, ver nuestro proyecto “Perfils Innovadors en Educació, http://www.xtec.es/perfils/).

En todos estos casos la energía primaria era la actitud y voluntad de una persona, o de un equipo de personas, capaces de preguntarse “por qué no?” ante una situación en la que otros responderían “como siempre se ha hecho en estos casos”. Son todos ellos casos de personas con “Días de 25 horas” ( http://www.instituteofnext.com/textos/).

Porque, como dijo Albert von Szent-Györgyi, descubridor de la vitamina C, y premio Nobel de medicina en 1937:

Innovar es tener muchas ideas para que al final una de ellas prospere, como dijo Linus Pauling. Justo como en la fecundación…

Tengo que agradecer a mi propio empeño en tirar adelante este proyecto Infonomia el que haya conocido a un montón de innovadores con una energía sin igual. Todo ello me ha permitido documentar una importante base de datos de iniciativas innovadoras en el país (no pública aún), con la que he podido documentar un microprograma de TV sobre “iniciativas de inquietos” que podremos ver en Catalunya a partir de enero. Un buen broche a este trabajo de “arqueología de la innovación”.

La innovación es una actitud. La innovación es atreverse a preguntar “por qué no?” ( http://www.instituteofnext.com/ideasfuerza/whynot.asp). Es la pasión por transformar el mundo. Es hacerse preguntas relevantes. Es hacer realidad lo “imposible” (como la propia ciencia). Es la ingenuidad multiplicada por la ingeniería. Es el reto de las “últimas fronteras” (“to boldly go to where noone has gone before”…).

La innovación es personas que saben navegar por la exhaustividad de los datos (resultado de la googlelización de nuestra sociedad: “todo sobre todo”) para encontrar los datos realmente relevantes. Es personas observadoras, personas que observan su entorno con curiosidad, de forma atrevida, pero, quizás más importante todavía, que lo observan de forma sistemática, diaria.

No hay innovación sin la voluntad y la capacidad de ver los problemas del mundo en clave de oportunidad. Es leer las noticias de la prensa en clave de posibles productos/servicios susceptibles de ser presentados en clave de valor.

Tampoco hay innovación si la creatividad de los individuos no se combina para producir innovación de la organización. O sea sin métodos para convertir lo que se nos ocurre “en la ducha” en conocimiento que podamos compartir en equipo. La innovación debe ser sistémica.

De eso saben mucho empresas como IDEO ( http://www.ideo.com/), cuyo director de “experiencia de consumidor”, por cierto, Paul Bennett , estará con nosotros en el Next’05 ( http://www.instituteofnext.com/conferencias/img/next05.gif).

En el libro “IDEO Masters of Innovation” ( http://www.amazon.com/exec/obidos/tg/detail/-/3823854852/infonomia/), Jeremy Myerson explica con detalle en método de trabajo de esos increíbles “brainstormers” que son IDEO. Una empresa de talento multiplicado por talento, en el que el primer principio es “prueba nuevas ideas y después, si caso, pide perdón, más que no hagas nada sin pedir antes permiso”. Algo que explica el fundador de IDEO, David Kelley en su libro “The art of Innovation”, que comentamos en un artículo anterior ( http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0385499841/infonomia).

IDEO es una cultura de “post-it”, o sea, una cultura de gran pizarra blanca en la que se van poniendo ideas y más ideas, que después van convergiendo en prototipos que se desarrollan rápidamente. Todo ello a partir de una muy seria observación de cómo se comporta el usuario, verdadero centro de su método de innovación.

El TechBox de Ideo

Este pasado verano (2004) tuve la ocasión de visitar sus instalaciones en San Francisco. Un antiguo hangar en el puerto viejo. Un avispero para pensar. Y me enseñaron, entre otras cosas, su TechBox, una especie de “cajón de sastre” en la que iban guardando objetos, materiales, mecanismos, etc, con el objetivo de permitir una mejor conexión de “mano” y “cerebro” (como en su día nos propuso Walter Benjamin”.

IDEO San Francisco

Finalmente, la innovación es personas que conectan con el mercado. Porque la gran diferencia entre creatividad o invención e innovación es la respuesta del mercado. NO hay innovación si no hay aceptación por parte del público al que va dirigido. No hay innovación sin mercado. Y ello implica que es fundamental en la innovación que haya una buena comunicación con el mercado, una “sintonía” muy fina.

Ser creativo es importante, es necesario, pero en un entorno económico de exceso, en el que la oferta supera con creces a la demanda en la mayoría de categorías de productos, ser creativo no es suficiente. La creatividad sin comunicación y sintonía con el mercado no funciona. De aquí el importante rol que el diseño juega como interfaz entre propuesta de producto/servicio y seducción del mercado. Un diseño cada vez más emocional, como nos propone Donald Norman (“Emotional Design: why we love (or hate) everyday things”, http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/0465051359/infonomia/). En fin, como comentamos en un artículo anterior, los retos informacionales para este tipo de empresa son muchos, pero se me ocurre que hay dos verdaderamente fundamentales. Primero, cuando hoy hablamos de productividad, sabemos de qué estamos hablando a nivel ORGANIZACIÓN. La historia de la gestión de las empresas corre bastante paralela a la historia de la cadena de montaje. Hoy creo que sabemos bastante bien cómo tener una organización productiva. El reto, sin embargo, es empezar a utilizar las herramientas que van apareciendo en el mercado para hacer a cada PERSONA más productiva. Y, en la mayoría de ocasiones, las acciones a realizar en esta dirección serán de tipo informacional: cómo usar tal herramienta para hacer mejor uso de la información de qué se dispone. Segundo, cuando hoy hablamos de innovación, lo primero que nos viene a la cabeza es gente muy “creativa” a la que cada día se le ocurre algo mientras está en la ducha. O sea, entendemos la innovación como un acto de una PERSONA individual. El reto está, en este caso, en innovar de forma sistemática como ORGANIZACIÓN. De nuevo, una tarea ingente que tendrá mucho que ver con cómo organizamos grupos de trabajo y la información que se deriva de su interacción.

La innovación es red. Aunque nos esté costando entenderlo. La innovación ya no es algo que se construye en laboratorios cerrados, con elevadas murallas. La innovación no es rechazar lo “non invented here” (NIH, http://www.instituteofnext.com/leyes/index.asp?id=nih). La innovación es buscar quien en tu red de valor tiene en conocimiento y las habilidades para hacer mejor lo que tu no sabes hacer. Es por ello que nuestra “red de innovadores” ( http://www.instituteofnext.com/directorio/index.asp) tiene un enorme potencial.

Un potencial que tenemos que desarrollar entre todos. Este es el gran proyecto de Infonomia para 2005.

Alfons Cornella
Infonomia.com 

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