Ke!809 Virtual meeting

Ke!809 Virtual meeting

Quiero disculparme ante los que me han propuesto en diversas ocasiones participar en conferencias, congresos, seminarios y demás. Ellos saben que soy cada vez menos propenso a viajar. Entre otras cosas porque me resisto a tener que recorrer cientos (y a veces miles) de Km. con la única finalidad de hablar unos minutos. Si uno mira la cantidad de combustible que se precisa para trasladar mis átomos en el espacio-tiempo, y añade la inaceptable cantidad de CO2 que se genera, no se entiende cómo la gente sigue trasladándose tanto por actos tan breves. Ello resulta más incomprensible si tenemos en cuenta que ya disponemos de tecnologías digitales que permiten llevar a cabo reuniones a distancia (virtual meetings) con gran calidad. La herramienta ya existe y se usa cada vez más.1 2

El ejemplo de la videoconferencia es muy relevante. ¿Por qué nos resistimos a usarla con más frecuencia? ¿Alguien sigue creyendo que es necesario verse físicamente como signo de confianza? ¿No será que, como acostumbra a ocurrir con la tecnología, el problema no es disponer o no de la herramienta sino convencer a las personas para que la usen? Una tecnología es sólo una palanca: el punto de apoyo son las ganas de las personas de utilizarla. Y eso implica cambiar la forma en la que trabajamos. Y como todo cambio, da miedo. Somos ignorantes y anacrónicos en el uso de los viajes porque no queremos cambiar nuestros hábitos.

Hasta que empiezas a hacerlo. Me ha ocurrido a mí. Ante mi proverbial falta de colaboración a la hora de trasladarme a Sudamérica, ya empiezan a “bypassar” el obstáculo proponiéndome directamente realizar mi seminario por videoconferencia. Llega a mi oficina (por la noche, eso sí, por las diferencias horarias) una furgoneta con todo el instrumental de telecomunicaciones en su interior, despliega una antena parabólica, escanea el cielo buscando el rebote de la señal del satélite, instalan una cámara, y empiezan a emitir. Total: 30 minutos. Tras 60 minutos, ya está. Algo parecido podríamos decir de la telefonía IP: llevar adelante una reunión telefónica, con varios interlocutores situados cada uno en distintos puntos del planeta, puede hacerse hoy fácilmente con sistemas como Skype. Además con un coste total de CERO euros.3

Quizás haya que esperar que el precio del petróleo se dispare, o la explosión de crisis sanitarias, como el SARS o la gripe aviar, para que las empresas se vean forzadas a usar las reuniones virtuales y descubran, con sorpresa, su gran utilidad.4

1 El líder mundial en servicios de reunión virtual es Webex (www.webex.com)

2 Sólo nos falta aprender bien su sintaxis y su semántica.

3 Yo utilizo este sistema con cierta frecuencia. Hace poco llevé a cabo una conferencia telefónica con un empresario catalán en Boston. El sistema utilizado fue Skype (www.skype.com). Coste cero. Justo unos días después, eBay anunciaba la compra de Skype por unos 2500 millones de dólares. Ellos sí parecen haber entendido el futuro de las reuniones virtuales.

4 En un artículo de The Economist (15/05/04, p65) se responde a la pregunta de si este uso de la videoconferencia, o de tecnologías similares de reunión a distancia, es sólo esperable en momentos de crisis, como el SARS o el 11S. Los datos que se dan, procedentes de un estudio de la consultora Wainhouse Research, es que el uso de estos instrumentos no ha parado de crecer desde 2001. 

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