03 Ago Urbanización digital (del libro Futuro Presente)
© Ruca
Uno de los avances que hacen de una sociedad algo organizado y “vivible” es la urbanización del territorio. O sea, que un territorio esté organizado para facilitar la relación entre las personas, la movilidad de las mismas, el desarrollo de actividades económicas sostenibles, etc. De esto creo que sabemos algo en España puesto que uno de los principales éxitos del municipalismo democrático ha sido, justamente, la organización de las ciudades, el aumento de los espacios de uso social, la incorporación de mejor mobiliario urbano, así como la mejora de los sistemas de transporte público.
Pero ahora creo que esta urbanización se ha quedado corta. Porque muchos ya no sólo vivimos en el espacio físico, sino que pasamos muchas horas en el espacio virtual, y en este no hay mucho orden que digamos. Es cierto que existen grandes buscadores (nuestra sociedad se ha googlelizado) y muchos portales, pero creo que los millones de páginas susceptibles de interesarme no están organizados adecuadamente. Hoy estamos anclados en el paradigma de lo exhaustivo (encontrar todo sobre), mientras que lo que realmente nos interesa es la relevancia (encontrar lo que nos es de utilidad, sin el ruido añadido de información que en ese momento no me interesa). Habrá que encontrar nuevas maneras de organizar la información para facilitar así el desarrollo de mi vida personal y profesional. A esto le llamaremos urbanización digital.
Una de las razones que explican esta necesidad es que, a pesar de que vivimos cada vez más “en global”, los servicios que necesitamos son muchos “en local”. Así, veremos cada vez más la aplicación de la idea del pay-per-call: servicios locales que se anuncian en los buscadores de Internet, y a los que pagan de acuerdo con las llamadas de teléfono que reciben como consecuencia de ser encontrados en los mismos. Por otro lado, creo que las administraciones locales deberán hacer un esfuerzo por organizar todos los recursos digitales que hay en su zona de influencia, para el mejor uso de sus ciudadanos. Será un nuevo servicio público imprescindible: cómo organizar la información susceptible de ser usada por un ciudadano (físico y jurídico) para que este sea más eficiente y tenga mayor calidad de vida, y ello repercuta en la viabilidad de la población como un ente social y económico.
Esto tiene una traducción sencilla: se deberá superar la idea del “web de ayuntamiento” para pasar a pensar en “web de ciudad”. Unos espacios que incorporen todos los servicios al ciudadano, sean proporcionados por la administración o por otras instituciones, y, sobre todo, por los mismos ciudadanos. Porque, ¿tiene sentido que un ayuntamiento se ponga a construir un mapa de las rutas de cicloturismo de sus alrededores si un ciudadano ya lo ha construido, voluntariamente? Organizar, hacer visible, e incluso promocionar los desarrollos digitales de sus ciudadanos forma parte de la nueva responsabilidad de las administraciones, en especial de las locales. Porque hay que dejar de hablar sólo de “real state” (propiedad inmobiliaria) para empezar a hablar también de “digital state” (territorio digital). Es el nuevo territorio.
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